El día que la nube nos recordó que somos humanos (y dependientes)
Ayer, millones de personas y negocios se quedaron a oscuras digitalmente durante horas por una caída global de AWS.
TECNOLOGÍA
Fredie Tone
10/21/20253 min read


Ayer, mucha gente y muchos negocios se quedaron a oscuras digitalmente unas horas por una caída de los servicios de Amazon (la famosa “nube” Amazon no solo es una tienda online). Es como si medio barrio compartiera el mismo interruptor y, al bajarlo, se apagan a la vez el banco, el súper online, los mensajitos, los juegos y la tele a la carta. Amazon dijo por la tarde que todo volvía, pero había colas de tareas pendientes (montones de cosas por procesar) en algunos servicios como Config, Redshift o Connect así que algunas funciones tardaron en ponerse al día.
En palabras de la casa (y con ejemplos reales)
AWS Config: el cuaderno de notas de tu casa digital. Apunta qué hay y cómo estaba cada cosa para saber qué cambió y arreglar más rápido. ¿Cómo lo notaste? La casa “volvió a tener luz”, pero algunos interruptores (permisos, reglas, notificaciones) tardaron en volver a su sitio. Como cuando regresa la luz y aún tienes que poner en hora los relojes.
Amazon Redshift: una mega hoja de cálculo donde las empresas miran sus números (ventas, stock, informes). Si se frena, decides a ciegas. Esto supuso recomendaciones raras para quienes manejan tiendas online, stock desactualizado o tiempos de entrega que no cuadraban durante un rato, porque los datos iban con retraso. Es como pedir al súper “leche desnatada” y la web jura que hay… pero al final no queda.
Amazon Connect: el centro de atención (teléfono y chat) en la nube. Si se atasca, hay colas y los mensajes no llegan al equipo correcto. esto provocó incoherencias como que el teléfono siempre estaba ocupado, el chat sin agentes y las llamadas de vuelta (“te llamamos en cuanto podamos”) más tardonas de lo normal. Igual que abrir la tienda tras una avería, la cola de trabajo era enorme y había que atender a todos por orden.
Además, mucha gente vio fallos en apps muy conocidas (mensajería, juegos, pagos, dispositivos del hogar). Por eso, aunque “la nube volvió”, algunas cosas siguieron raras un rato.
¿Y cuál fue el lío, dicho fácil?
Imagina Internet como carreteras. Los balanceadores de carga son guardias de tráfico que reparten coches (tus clics) por varias calles para que no haya atascos. El jefe que vigila a esos guardias en una rotonda gigante de la Costa Este de EE. UU. tuvo un despiste. Como resultado, los guardias repartieron mal, hubo atasco monumental y muchas webs quedaron paradas o lentísimas hasta que pusieron orden. Imaginad que en hora punta, se estropea el semáforo clave y el policía se va a desayunar → piiiip, atasco. Eso fue, pero en Internet.
Y ahora, la parte humana (lo digo yo, que vivo de digitalizar negocios)
Mi trabajo es conectar, automatizar y escalar. Pero lo importante son las personas. Ayer nos recordó tres verdades sencillas:
Compartir es eficiente… hasta que todo depende de muy pocos. Ahorras costes y vas más rápido, pero si el interruptor común falla, todos nos quedamos a oscuras.
La continuidad no es suerte, es diseño.
“Varias puertas en la misma casa” (varias zonas) y, si tiene sentido, otra casa en otro barrio (otra región).
A veces, otro casero además de Amazon (otro proveedor).
Un modo ahorro cuando hay problemas (que lo esencial siga funcionando aunque lo demás se apague).
Un plan B escrito y practicado.
La confianza del cliente es un pacto. Si algo cae, el cliente debe saber qué puede hacer: otro teléfono/SMS/email, mensajes claros de estado y pasos simples (“déjanos tu número y te llamamos”). La empatía también cuenta como herramienta.
Cosas prácticas que puede ayudar
Mapa de dependencias: saber qué enchufa qué (pagos, login, base de datos, avisos).
Simulacros: como los de incendio, pero digitales (corta una cosa y ve cómo responde el equipo).
Medir lo que siente la persona: no solo “cuánto tardé en arreglarlo”, sino cuándo el cliente lo notó resuelto.
Contar la verdad, rápido y claro: qué pasa, qué estás haciendo y qué puede hacer quien te lee ahora mismo.
La tecnología amplifica lo que queremos hacer. Ayer falló la nube y vimos nuestra fragilidad compartida. Aprovechemos la lección para construir sistemas más robustos y relaciones más fuertes. En plena era “siempre encendido”, la ventaja sigue llamándose confianza. 💜