El cierre de una relación laboral con un cliente

Cada final puede ser un nuevo comienzo: recibir la noticia de que uno de tus clientes ha decidido trabajar con otra empresa puede generar una mezcla de sentimientos: incertidumbre, enfado, liberación, y hasta gratitud. Pero, ¿cómo debemos actuar?

ATENCIÓN AL CLIENTE

Fredie Tone

6/20/20242 min read

persona sentada con gesto de desesperación
persona sentada con gesto de desesperación

En el mundo de las relaciones laborales, llega un momento en que el cliente decide seguir adelante, contratar a otro proveedor y finalizar la relación laboral contigo. Imagina que, después de varios años de colaboración fructífera, recibes la noticia de que uno de tus clientes ha decidido trabajar con otra persona o empresa. Es una situación que puede generar una mezcla de sentimientos: desde la incertidumbre, el enfado, la liberación y, ¿gratitud?

¿Cómo debemos actuar en estos casos? ¿Cómo podemos llevarlo a cabo?

Desde mi punto de vista y por experiencia, es importante pensar que cada final puede ser una oportunidad para un nuevo comienzo y, sobre todo, algo mucho más seguro: una ocasión para demostrar nuestra profesionalidad y buen hacer con nuestros clientes.

La clave de cualquier relación es la comunicación

En momentos de transición, esta se vuelve más importante. El agradecimiento sincero no solo es un acto de cortesía o de “quedar bien”, sino también una estrategia para fortalecer las relaciones a largo plazo. Agradecer al cliente la confianza que ha depositado en nosotros hasta la fecha tiene sentido y mucho. También demuestras que le valoras y comprendes su decisión, independientemente del rumbo que tomen. Además, te muestras dispuesto y facilitador para futuras posibles oportunidades y recomendaciones que te puedan dar.

Facilita la transición, no seas un lastre

Me he encontrado también en la situación de nuevo proveedor y vivido la experiencia y dificultad que ponen los proveedores que finalizan la relación para que el nuevo recoja el testigo de la manera correcta y más sencilla. Ofrecer todo tu apoyo durante la transición muestra tu compromiso de manera desinteresada con el cliente. Proporcionar documentación clara, información detallada y estar disponible para consultas dejará una huella imborrable de tu profesionalidad.

Solicita valoración y feedback, te ayudará a mejorar

Solicitar feedback sobre cómo ha sido tu trabajo permite mejorar continuamente. Preguntar al cliente qué aspectos valoraron más y qué áreas consideran que podrían mejorarse no solo te ayuda a crecer, sino que también muestra tu interés en ofrecer siempre lo mejor.

Mantén el contacto, si crees que la experiencia lo merece

Que ya no cuenten contigo hoy no quiere decir que no lo hagan mañana. Las relaciones laborales (no todas, por supuesto, esto no son matemáticas) no tienen que terminar solo porque el contrato ha finalizado. Mantener el contacto con antiguos clientes a través de newsletters, felicitaciones y actualizaciones periódicas puede mantener viva la relación y abrir puertas a futuras colaboraciones.

El cierre formal hazlo bien, es un último esfuerzo y la guinda del pastel

Un cierre bien hecho evita malentendidos, siempre con el objetivo de proteger a ambas partes. Asegurarse de que todos los acuerdos y pendientes estén claramente finiquitados es importante para una transición ordenada.

Cerrar una relación laboral con un cliente que ha decidido contratar otra agencia puede ser una experiencia enriquecedora si se maneja con la actitud correcta, lo digo por experiencia. Es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro trabajo, mejorar continuamente y demostrar nuestro compromiso con el trabajo bien hecho. Cada acción que realizamos deja una huella; hagamos que sea positiva y duradera.

Un buen final predispone a futuras oportunidades, reforzamos nuestra confianza, la de nuestros clientes y el respeto por nuestro trabajo.

Seguro que a ti también te ha ocurrido. ¿Cómo enfrentaste esta situación? ¿Cómo gestionaste el proceso y cómo acabó la relación?